Dificultad: para estar un poco en forma
Tiempo aproximado: entre 4 y 5 horas (con paradas)
Distancia recorrida: 18 kilómetros (desde Amieva), 12 kilómetros desde El Cueto
Desnivel: 813 metros (desde Amieva)
Altitud máxima: 1003 metros
Tipo de camino: pista de cemento, pista de tierra, senda
El valle de Angón, surcado por las aguas del río Dobra y situado en el concejo de Amieva es, sin lugar a dudas, uno de esos lugares imprescindibles que tienes que conocer si vas a visitar Asturias.
Se extiende por la vertiente sur del mazico central de los Picos de Europa, por lo que podremos contemplar sus majestuosas y escarpadas paredes a lo largo de toda la ruta.
Si partimos del hotel, deberemos llegar a la localidad homónima del concejo de Amieva desde Cangas de Onís, tomando la carretera N-625 en dirección sur (la del Puerto del Pontón) hasta llegar a Ceneya.
Encontraremos un desvío a mano izquierda un poco más adelante que pone Amieva y tras 4 kilómetros de carretera ascedente y serpenteante llegaremos a esta localidad tras algo más de una hora de recorrido en coche desde Porrúa.
En este punto tenemos dos opciones:
– Dejar el coche en el pueblo y continuar andando (ruta más larga).
– Continuar en coche hasta El Cueto, en las proximerías del valle, acortando la ruta en unos seis kilómetros (ida y vuelta).
En cualquier caso, el camino asciende a mano derecha justo antes de entrar al pueblo.
Dejamos a mano izquierda el campo santo y continuamos ascendiendo por una pista de cemento muy estrecha. Continuaremos ascendiendo y tomaremos el segundo cruce a mano derecha hasta llegar al aparcamiento de El Cueto, donde están situados unos paneles informativos sobre las rutas del lugar.
A partir de entonces el camino discurre por el valle, recorriendo sus prados y cabañas, hasta llegar a la central eléctrica de El Restaño, a unos 2 kilómetros y medio.
A partir de este punto, la pista cambia el cemento por la tierra y continúa ascendiento progresivamente hasta llegar a Bellanzo, desde donde podremos acceder al mirador de la presa de la Jocica, situada en un escarpadísimo y angosto valle y que es un espectáculo en si misma y con una historia muy interesante.
La ruta no es demasiado exigente aunque si en permanente pendiente y está muy bien señalizada en todo momento.
Imprescindible. Un rincón fascinante y asombroso.